Las estrategias de negocio circulares y su potencial para surcar las crisis ambientales hacia un futuro sustentable y socialmente responsable

Entrado el siglo xxi, la humanidad se encuentra al límite. Al acrecentar el uso de fuentes de energía contaminantes, se han impulsado los modelos de producción extractivos y de explotación que devastan drásticamente los insumos naturales y las materias primas ¡a una velocidad muy superior a la que le toma a la naturaleza reponerlos! Este sistema económico de producción y consumo tiene que desaparecer, pues demuestra su estado crítico de agotamiento. Por ello, debe dar paso a otro sistema que evite las distorsiones, elimine las externalidades e incentive la regeneración de los ecosistemas naturales y su biodiversidad, de tal manera que permita a la humanidad re-evolucionar y seguirse desarrollando en todas las naciones y continentes, con acceso a mejores condiciones de vida y satisfactores para todos.

Esta trayectoria de colisión con la naturaleza nos sitúa en riesgos tan graves que pueden llegar a representar conflictos potencialmente mortales para las poblaciones humanas urbanas y rurales. Debido a la presión que actualmente hay sobre estos recursos ―y a la escala que se estima para los próximos años―, así como a la evidencia de los daños ecológicos en todos los ecosistemas del planeta, se requieren medidas extremas por parte de todos los agentes económicos. Esto incluye a las personas en sus hogares, las industrias, los comercios, las organizaciones y los gobiernos, sin distinción alguna, puesto que todos se seguirán viendo afectados en su forma de vida cotidiana.

La transformación de los modos de producción y consumo es esencial para que se logren restituir los ciclos biológicos. Es ahí en donde ha cobrado relevancia un sistema circular, cuyas premisas básicas son las siguientes: la escasez relativa solo puede reducirse y los acervos naturales no se degradan, se optimizan. Deben ser medidos y aprovechados los acervos de capital manufacturado, pero también de salud, educación y habilidades para generar bienestar. Con la aplicación adecuada de la tecnología actual, el uso de energías sustentables renovables, el crecimiento de los caudales de capitales y el aprovechamiento del recurso humano del trabajo ―que es renovable y no es escaso―, podrá regenerarse el capital natural, quizá hasta niveles preindustriales e incluso más allá. De esta forma, la transición hacia un sistema de economía circular puede ser la mayor revolución y oportunidad de organizar la producción y el consumo en nuestra economía global en los últimos dos siglos.

Un sistema económico circular reduce, reutiliza, recicla y recupera los materiales en los procesos de producción, distribución y consumo. Opera a nivel micro (productos, empresas, consumidores), nivel meso (parques ecoindustriales) y macro (ciudad, región, nación y más), con el objetivo de lograr el desarrollo sostenible. Así, crea simultáneamente calidad medioambiental, prosperidad económica y equidad social, en beneficio de las generaciones actuales y futuras. Está habilitada por nuevos modelos de negocio y consumidores responsables. [2] 

La transformación del sistema de economía lineal depende, en gran medida, de la introducción de la circularidad en el diseño de sus modelos de negocio[3] por parte de los agentes económicos que producen y transforman los materiales y proveen los servicios para los consumidores. Con el impulso y adopción de la economía circular, se han gestado nuevos modelos de negocio, donde los activos que se producen se diseñan para un ciclo de vida más prolongado y una mayor eficiencia en su utilización. Así, se genera un cambio en el pensamiento al modificar también la propuesta de valor.

El diseño de estos negocios considera la innovación para ir más allá de la mecánica de producción y consumo de bienes y servicios, cuyo fin es la extracción de rentas, hacia la redefinición del papel de los factores de la producción. De este modo, se busca incluir la reconstrucción de los acervos de capital natural, capital social y capital humano y el papel del capital financiero y capital manufacturero, así como el cambio de consumidor a usuario. En las propuestas de modelos de negocio circular, se refleja una nueva visión del tratamiento de los recursos, la energía, la creación de valor y el emprendimiento, con la finalidad de utilizar el valor económico retenido en los productos y materiales, después de su primer uso, para la producción de nuevas ofertas de mercancías y servicios.[4]

El diseño de nuevos modelos de negocio está siendo acelerado por la innovación y la tecnología digital. La economía circular, los modelos de negocio innovadores y la revolución digital, en conjunto, representan una gran oportunidad para que las empresas creen una ventaja competitiva, que algunos han denominado ventaja circular. Se trata de eliminar el concepto mismo de “desperdicio” y reconocer que todo tiene un valor, para pasar de la eficiencia a la efectividad en la forma en que gestionamos las entradas y salidas. Además, se forjan vínculos mucho más estrechos con los consumidores. Va más allá del punto de venta, para crear conexiones a través de devoluciones de productos y participación del cliente.[5]

 
   


Los principios de la economía circular se pueden traducir en un conjunto de seis acciones empresariales: regenerar, compartir, optimizar, ciclar (bucle), virtualizar e intercambiar. Juntos, estos elementos constituyen el marco conceptual denominado .[6] Cada una de las seis acciones representa una gran oportunidad de negocio circular habilitada por la revolución tecnológica. De diferentes maneras, todas estas acciones aumentan la utilización de activos físicos, prolongan su vida útil y desplazan el uso de recursos de fuentes finitas a fuentes renovables. Cada acción refuerza y acelera el rendimiento de las otras acciones.

 

Ahora estamos experimentando la cuarta revolución industrial que se caracteriza por una fusión de tecnologías que disipa las fronteras entre las esferas de lo digital, lo físico y lo biológico. Se espera que impacte trascendentalmente en múltiples ámbitos de la vida en nuestro planeta. La cuarta revolución industrial está motivada nuevamente por la re-evolución de la ciencia y la tecnología. Nos pone en el camino de una transformación abrupta capaz de moldear, una vez más, nuestro mundo por completo.

La velocidad, amplitud y profundidad de esta revolución nos está obligando a replantearnos la forma en que los países deben desarrollarse, cómo las organizaciones crean valor e incluso lo que significa ser un humano; además, es una oportunidad para ayudar a todos, incluidos los líderes, los encargados de la formulación de políticas y las personas de todos los grupos de ingresos y países a aprovechar las tecnologías, a fin de crear un futuro inclusivo y centrado en el ser humano.[7]

En la transformación y desarrollo de modelos de negocio para la circularidad sobresale el hecho de que, para lograr la sustentabilidad de la producción en el largo plazo, aumentar el uso y durabilidad de los productos (componente), abatir la escasez relativa, ofrecer propuestas de valor atractivas y mitigar los riesgos ecosistémicos, debemos optimizar, lograr y aprovechar eficiencias a lo largo del sistema, de las cadenas de suministro, del diseño de los materiales y de los procesos. La asignación, reconocimiento y responsabilidad de derechos de propiedad sobre los bienes por comercializar implica también la propiedad de los insumos y las materias primas por parte del productor. Entonces, al mantener la propiedad, se generan procesos de ciclo de vida y utilización que son más eficientes en la explotación, los procesos productivos y la disposición de los bienes “desechados” por los consumidores. Asimismo, se alcanzan menores costos de obtención de materiales y, evidentemente, mayor retención de valor, por el lado de la oferta. Pero este nuevo paradigma de la propiedad de los bienes también confiere un mayor grado de responsabilidad social, ecológica y económica a las empresas productivas.

Es bajo estas consideraciones que los modelos de negocios circulares están logrando el impulso de un nuevo paradigma sustentable, restaurativo y socialmente responsable en las empresas y en los consumidores. Es adoptándolos como lograremos recuperar la biodiversidad, los ecosistemas y ganar mayor productividad al acumular los acervos de capital natural, humano, social y financiero en beneficio de nosotros mismos.

 

[2] Conceptualización de la economía circular: un análisis de 114 definiciones, 2017.

[3] Para profundizar en un marco conceptual del diseño de los modelos de negocio para la economía circular, se distinguen dos esferas vitales de las prácticas gerenciales relevantes para la investigación: los modelos de negocio y la economía circular. El estudio se centra en ambos y complementa este marco al proponer el lienzo del modelo de negocio circular (Circular Business Model Canvas (cbmc), en inglés) sobre la base del lienzo del modelo de negocio (véase Lewandowski, 2016).

[4] “Circular Business Model Innovation: Inherent Uncertainties” (Linder y Willander, 2015, en Lewandowski, 2016).

[5] Lacy y Rutqvist, 2015.

[6] A través de la investigación llevada a cabo en casos prácticos y entrevistas con expertos, la Fundación Ellen MacArthur formuló el marco ReSOLVE (por las siglas de las iniciales de las palabras en inglés) que significa: regenerate (regenerar), share (compartir), optimise (optimizar), loop (ciclar o bucle), virtualise (virtualizar) y exchange (intercambiar). Este se presenta como herramienta de análisis en dos estudios: Ellen MacArthur Foundation, 2013 y Ellen MacArthur Foundation, 2019.

[7] Shaping the 4th industrial revolution (Schwab y Davis, 2018).

 

 

 

 

Por: Dr. Francisco Suárez Hernández. Director de Asuntos Públicos y Relaciones Estratégicas FEMSA y Asuntos Corporativos Negocios Estratégicos y División Salud. Ex Presidente del Consejo del World Environment Center.

Correo electrónico: francisco.suarezh@gmail.com