COLUMNA

Sustentabilidad en red

Sustentabilidad en red

La sustentabilidad será posible como resultado de nuestro desempeño en las redes que formamos en cada una de las capas que conforman nuestra comunidad.

Vivimos en red porque las redes sirven para contenernos, nos permiten tener -y mantener- vínculos dinámicos entre los diferentes miembros de cada grupo, nos brindan la posibilidad de alcanzar mucho más de lo que lograríamos solo con nuestros brazos y nos mantienen unidos y formando parte de un todo en el que logramos aquello que en forma personal sería impensable.

Formamos redes porque nos lo impone nuestros instinto gregario y las mantenemos por conveniencia, por una sana conveniencia que representan todos los beneficios de la vida en sociedad.

Lo que es importante saber, para poder tejer las mejores redes en cada oportunidad, es que éstas se forman con hilos de razón que se transforman en redes cuando logran anudarse con nudos de emoción.

Los hilos de nuestras redes son las razones por las cuales hacemos cada una de las cosas que hacemos, por la razón que nos lleva a tomar una determinada decisión en vez de otra y por la que elegimos entre opciones para quedarnos con solo una de ellas.

La razón es un elemento determinante y siempre presente en todo aquello que las personas hacemos pero no podría transformarse en red si no fuéramos capaces de unirlo con otro hilo, de afirmarlos a ambos a través de la emoción.

Si a la razón no lo une y afirma la emoción no podremos construir las redes básicas para que la comunidad -o cualquiera de los grupos que la conforman- actúen como tal.

Si nos quedamos con razones tendremos cortinas que nos parecerán límites hasta que alguien se anime a enfrentarlo y descubra que son cortinas formadas por hilos desconectados entre sí.

Las razones por sí solas solo construyen teorías que, si no se llevan a la práctica no podrán generar resultados, no cambiarán nuestras vidas; ni a favor ni en contra.

En todo lo que hacemos con nuestras vidas, con todas nuestras relaciones, en cualquiera de los sitios donde llevamos nuestra vida adelante habrá redes de las que formemos parte porque así funciona -metafóricamente- la comunidad de la que no nos podemos separar.

Decisiones emocionales

El desafío se presenta cuando nos cuestionamos por qué tomamos decisiones que parecieran ir en contra de la comunidad, cuando vemos que el proceso natural de las redes se encuentra con decisiones destructivas tomadas por personas que dañan a las redes mismas y al ambiente necesario para que evolucionen.

Las redes son la comunidad y todo lo que la conforma; tenemos redes formadas por instituciones, organizaciones, empresas, ONGs y la lista sigue hasta abarcar a todo aquello que hacemos las personas como integrantes de un grupo, deseando o no pertenecer a él, como puede ocurrir con una comunidad y ciertas personas que no se adaptan a ella.

Si mantuviéramos la figura metafórica de la red sería simple ver un modelo que nos lleva a aplicarlo en forma de proceso donde vamos diseñando los hilos para, llegado el momento, unirlos con otros a través de un nudo emocional y así seguir adelante hasta que el proceso nos deje una red que se vaya perfeccionando con el tiempo.

Ese proceso lógico no es más que la forma que creemos correcta de un armado como el que describimos pero al que la realidad lo ejecuta de otro modo por una razón principal: el hombre -en términos prácticos- no es un ser racional como se presenta sino que es un ser con capacidad de raciocinio movido por las emociones.

De esta forma las redes; compuestas por hilos de razón unidos por nudos de emoción nos sorprenden por estar formadas al revés de cómo creemos que lo están; tomamos decisiones emocionales que luego argumentamos para que sean aceptadas por aquellos que se involucraron a través de la pasión y poder sostener el armado de la red para continuar con su tejido y evolución.

Si aceptamos este proceso de funcionamiento social veremos con mayor claridad por qué el hombre actúa en contra de la naturaleza sin atender razones, por qué la sustentabilidad es un discurso que cuesta tanto llevar a la práctica y por qué aquello que en mayor medida se hace a favor de la comunidad no son más que versiones de una filantropía y un asistencialismo que ya han comprobado su ineficacia.

Fernando Solari

Esta es mi opinión, pero estamos en una comunidad que se enriquece con el diálogo, y aquí abajo tenemos un cuadro de diálogo abierto para intercambiar ideas, ¿te sumás? ¿Compartís tu opinión? ¿Tu punto de vista? ¡Gracias por adelantado! Abrazo

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Comentarios

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