COLUMNA

sustentabilidad (33)

Si logramos coincidir en que la única vía sin retorno para abandonar la pobreza -para quienes hoy son pobres- es recorrer el camino de la prosperidad nos enfrentamos al desafío de cómo facilitarles el tránsito para que puedan llegar a destino sin que eso suponga dependencias o deudas de cualquier especie.

La ayuda sin dudas es la clave pero, cuando se trata de aplicarla a favor de personas en estado de pobreza hay consideraciones que no pueden dejar de ser tenidas en cuenta; y mucho menos ser utilizadas aquellas que han sido aplicadas a personas provenientes de otra condición social ya que el punto de partida cuenta para definir el tipo de ayuda a brindar.

Quienes hemos tenido la suerte de nacer en una familia y entorno alejado de la pobreza recibimos talentos + habilidades duras + habilidades blandas + experiencias + consejos y sugerencias desde el día en que nacimos.

Todo este bagaje, toda esta capacidad y potencia acumulada la encauzamos a través de nuestros estudios y, metafóricamente, el título que obtenemos -del nivel educativo que sea (sin ser este, incluso, requisito ineludible)- nos sirve para surfear la vida y avanzar hacia una prosperidad creciente.

Hay otras personas que por partir -o por caer en algún momento de sus vidas- en un estado de pobreza no cuentan con todo lo descrito anteriormente de parte de su familia y entorno.

Por cierto, tampoco suelen contar con educación por causa de las urgencias permanentes vinculadas con su necesidad de supervivencia.

Quizás obtengan un título -del nivel que sea- pero muy difícilmente puedan defenderse con él, y mucho menos avanzar modificando su condición de pobreza.

Son pobres, pero no están solos; cuentan con nuestra ayuda

Quienes vivimos en abundancia tenemos la disponibilidad -y la naturaleza en nuestros genes- siempre lista para ayudar a quien lo necesita y, por empatía, a hacer lo que esté a nuestro alcance para reducir la pobreza.

Como solemos ayudar desde una perspectiva humana y razonable, ya que lo hacemos con pares que solo tienen que padecer circunstancias diferentes a las que nos tocaron a nosotros, solemos utilizar el modelo que conocemos.

Con las mejores intenciones pensamos que brindar impulso para avanzar es tan suficiente como lo ha sido con nosotros cuando recibimos a su vez ayuda (en sus diferentes formatos: inyección de dinero, ofrecer resultados concretos a quien no sabe cómo alcanzarlos por sí mismo o la misma educación que obviamente nos diferencia y, en nuestro caso, define).

Es lógico pensar de esa forma pero no podemos perder de vista que, cuando tomamos la decisión de ayudar a otra persona nuestra ayuda -para que realmente sea tal- debe adaptarse a sus características y circunstancias particulares.

Lo que nos sirvió a nosotros no necesariamente le servirá a otros; en especial cuando esos otros son tan diferentes en términos de experiencia, entorno, condición… a nosotros.

Para lograr que esa persona en condición de pobreza avance por el camino de la prosperidad necesita un envión más todo lo que rodea y facilita que ese envión prospere.

Ejemplo que ilustra

Detectamos a alguien con capacidad para emprender y compartimos con esa persona los talentos necesarios para que quede en condiciones de desarrollar un oficio en forma independiente (además de facilitarle herramientas y enseres necesarios, claro).

Para cualquiera de nosotros eso sería suficiente para iniciar un camino de progreso y prosperidad; pero, si esa persona es pobre y proviene de un entorno vulnerable encontrará como obstáculo aquellas cuestiones que a nosotros ni siquiera nos llamarían la atención.

A quien estamos intentando ayudar para que abandone la pobreza, luego de compartir con él los talentos necesarios para crear riqueza con autonomía, necesitará que convoquemos a quienes puedan transmitirle lo necesario para saber cómo cotizar, cómo cobrar, cómo vender, cómo cerrar un acuerdo, cómo tomar a un colaborador, qué hacer con el dinero… y el resto de los cómo necesarios para que pueda avanzar por el camino de la prosperidad sin obstáculos que le impidan ganar agilidad.

Queda claro que la ayuda que funciona, en particular cuando se pretende sacar a personas de su situación de pobreza -para que no regresen a ella- está muy lejos de la épica del rescate personal y mucho más cerca de una labor comunitaria que involucra a muchos -y los favorece a todos-.

Es simple entender que ayudar -en especial cuando se trata de ayudar para que deje de ser necesario seguir ayudando- no es una cuestión puntual, ni lineal, ni siquiera circular sino esférica ya que si no rodeamos a la persona necesitada con talentos -necesarios y complementarios- corremos el riesgo de retroceder dilapidando el esfuerzo.

Para avanzar, en especial para hacerlo sobre toda superficie -incluso aquellas irregulares o que presentan obstáculos (metáfora del progreso durante nuestro tránsito hacia la prosperidad)- nuestra chances aumentan si lo hacemos dentro de una esfera flexible -como las que se solían ver en algunos parques del mundo (conocidas como “Zorb Ball”, como muestra la imagen que acompaña este texto) con personas dentro de ellas con libertad casi absoluta, protegidas de los golpes y con la capacidad de superar obstáculos que de otra forma resultarían insalvables-.

Esta metáfora es válida para entender que, cuando decidimos ayudar a alguien a salir de su condición de pobreza, la tenemos que proteger de todas las falencias que le impidió incorporar su condición previa, para que pueda abandonarla de una vez por todas, y para siempre.

Fernando Solari

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Ebullición climática + evaporación social

Antonio Guterres, Secretario General de ONU (Naciones Unidas) ha sido claro y concreto al anunciar, recientemente, que el proceso de “calentamiento global” estaba concluido para dar inicio al estado de “Ebullición climática” en el que nos encontramos.

La aceptación siempre es el primer paso para el cambio; aunque en torno de lo vinculado con la crisis climática que estamos transitando también es cierto que desde hace un tiempo prudente sabemos lo que hay que hacer para revertirla.

Por sobre las discusiones bizantinas a las que nos llevan los diferentes grupos de presión sabemos que reducir el consumo de origen fósil -con sus múltiples derivados- junto con la reducción de residuos es en buena medida el inicio de la recuperación de un planeta habitable para el humano.

Finalmente estamos intentando lograr eso; que el planeta sea habitable para los humanos; contamos con un planeta que no solo se cuida solo, sino que se regenera y se transforma de manera magnífica como ya lo ha hecho infinidad de veces - muchas de ellas sin que estemos nosotros como testigos-.

Lo cierto es que somos protagonistas, y en ese rol, debemos hacernos cargo de lo que ocurre; en especial de cómo resolver los problemas que generamos y nos afectan a todos y a cada uno de nosotros.

Problema sistémico

Por lo pronto, la definición acertada de Antonio Guterres deja de lado la mitad del problema que la humanidad enfrenta vinculado con la Sustentabilidad -con independencia del término que  cada uno seleccione para referirse a ella-.

Su predecesor, Ban Ki-moon, quien fijó los “Objetivos del Milenio” -que luego migraron a los actuales ODSs (Objetivos de Desarrollo Sostenible)- comenzó el listado, sin pretensiones ordinales, con “Reducir la pobreza extrema”; objetivo que se mantiene hasta el día de hoy por la baja eficacia en su logro.

Si la recuperación del planeta -en su estado habitable para nuestra especie humana- es un objetivo primordial e ineludible, ¿a qué clase de humanidad pretendemos ofrecer un planeta en condiciones si ella misma no lo está?

En concreto, mientras ponemos foco prioritario en la preservación de la tierra estamos dejando de lado las señales que muestran que lo que está en proceso de “evaporación” es la comunidad tal cual la conocemos como resultado de una pobreza que no deja de crecer en el mundo entero.

No es necesario ser experto para conocer los resultados de la degradación social que genera la pobreza como tampoco es imprescindible que seamos expertos en medioambiente para notar que el planeta se está haciendo inhabitable para la raza humana.

Soluciones disponibles; ¿decisiones?

Como ocurre con lo vinculado con el clima, la reducción de pobreza también dispone de soluciones a la espera de que se tomen las decisiones de aplicarlas; aunque en este caso la tendencia milenaria funcione como un obstáculo para el cambio.

Hace tanto que combatimos la pobreza sin obtener resultados significativos que quizás es prudente exponer los conceptos centrales para que el cambio pueda ocurrir y, recuperemos la tierra para que sea habitada en paz por personas en su estado de plena dignidad y en condiciones de mantener su progreso como parte de la humanidad.

Si vamos a combatir la pobreza -para finalmente eliminarla- es simple notar que todo lo que hagamos para hacerla amable no funcionará en el sentido buscado; por cierto servirá para mantener la agonía, que es lo opuesto a nuestra búsqueda común.

La búsqueda de eliminación de la pobreza debe consistir en facilitar el tránsito de quienes hoy están -por la razón que sea- en condición de pobreza hacia su opuesto: riqueza.

Para facilitar el tránsito desde la pobreza hacia la riqueza es pertinente entender en qué consiste ser rico -en tanto y en cuanto esta condición represente a quien tiene disponibles los recursos necesarios para cubrir sus necesidades y la capacidad de esfuerzo para llegar adónde se proponga-; solo eso, riqueza no es ser billonario, es lo opuesto a pobreza.

Miremos en nosotros mismos; ¿qué nos hace ricos?, ¿el dinero?, ¿el auxilio de otros?, ¿quiénes nos suplantan para hacer lo que nosotros no sabemos hacer?... ¿o nuestra capacidad para generar riqueza?

Cuando comprendemos que la riqueza no es acumulación de dinero sino que es una construcción preeminentemente individual -en especial en todo lo relacionado con la toma de decisiones y la disponibilidad de las voluntades necesarias- estamos en condiciones de ver que el mejor auxilio que podemos brindar para que, quien hoy es pobre, recorra el camino que lo lleva a la riqueza es compartir con él nuestros talentos.

Aquellos talentos necesarios para generar riqueza, los cuales, cuando son compartidos, enriquecen a ambas partes por igual.

Las personas pobres están atrapadas en su pobreza porque no disponen de agua potable para sobrevivir; bien, ¿cómo se resuelve ese punto?, ¿se puede hacer un pozo?, ¿se puede hacer un ducto?, ¿se puede hacer un acueducto?... lo que definan los expertos como mejor opción se puede implementar a través de la comunidad local.

Los voluntarios locales dispuestos a obtener un oficio preciado y valorado por su comunidad, reciben herramientas, entrenamiento y los talentos necesarios como para lograr resolver el problema por sí mismos. Y replicarlo tantas veces como sea necesario. Incluso compartirlo con quienes crean prudente y beneficioso.

El cambio que se inicia con los talentos compartidos no se detiene más; enriquece a los protagonistas y a sus comunidades. Deja un obstáculo de lado y eleva a la comunidad a un nuevo nivel, del que no hay razones por las que podría descender, porque el conocimiento + talentos necesarios + experiencia están adquiridos y se hicieron propios.

Podemos pasar al siguiente desafío y así avanzar hasta que de la pobreza no queden rastros; sin haber inyectado dinero, solo generamos riqueza.

Si vamos a preservar el planeta para la humanidad hagamos que en él viva una humanidad con dignidad en un estado de abundancia que no haga a nadie dependiente.

Podemos hacerlo; todos tenemos talentos para compartir y el resultado es tan enriquecedor como abarcador. ¿Lo hacemos juntos?

Fernando Solari

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Qué estamos haciendo en nombre de la Sustentabilidad

En 2015 ONU [Organización de Naciones Unidas] aprobó la Agenda 2030, luego de un largo e intenso camino de diálogo, consulta e investigación en el que participaron miles de personas representando a los más diversos sectores de la comunidad tanto como a los 193 países miembros; la razón principal: conservar habitable nuestra ”casa común”.

Para recorrer el sendero hacia la Agenda 2030 se identificaron [siempre de común acuerdo] 17 ODSs [Objetivos de Desarrollo Sostenible] con 169 metas para permitir que cada una de las organizaciones, instituciones, empresas y gobiernos [y las personas que los componen] que transiten este sendero puedan seleccionar la que mejor se adecua a su misión o propósito y, por lo tanto, pueda lograr mejores resultados.

En una síntesis apretada [y en línea con la definición de Sostenibilidad: “generar riqueza económica enriqueciendo -a su vez- al Medioambiente y a la Comunidad”] las dos grandes columnas a recuperar en 2030 son: Medioambiente y Comunidad, ya que ambas han sufrido consecuencias cercanas a la catástrofe a partir de la aceleración industrial; en especial en sus últimas etapas.

A mitad de camino

Hoy estamos a mitad de camino entre la adopción de la Agenda 2030 y la fecha para alcanzar los ODSs; y es buen momento para preguntar cómo avanzamos.

En términos medioambientales las noticias que recorren el mundo indican que junio 2023 ha sido el año con temperaturas más altas en los últimos 150.000 años con indicadores que señalan que en el mes que   estamos transitando [julio 2023] seguimos alcanzando records históricos.

Los incendios, inundaciones, calentamiento del mar, desertificaciones en sitios donde abundaban los cultivos, ciudades inundadas de humo y otras imágenes dignas del cine catástrofe no merecen mucha explicación porque los científicos han mostrado con precisión que el aumento de la temperatura es el indicador que anticipa que el mundo se convierta en algo diferente a lo conocido hasta el extremo de ser inhabitable para la especie humana.

En el ámbito Social el crecimiento de la pobreza se aceleró luego de la pandemia y hoy tenemos 4.000 Millones de personas pobres en el mundo lo que representa una crisis social dramática que puede convertirse en algo difícil de predecir.

¿Qué hicimos en estos 8 años?

Hoy no debe haber empresa, gobierno o institución que no se muestre activa en términos de Sustentabilidad [Sostenibilidad, RSE, SDG o como cada cual decida definir el mismo concepto]; pero, ¿qué es lo que hacen?

Reportes de Sustentabilidad; los reportes abundan tanto como los cursos y expertos que se ofrecen a ayudar a quien desee hacer el suyo. Reportes que se basan en procedimientos que indican lo necesario para poder tildar cada punto y seguir hacia adelante hasta terminarlos. Estar basado en procedimientos no implica el qué hacer, cómo alinearlo con la organización ni los resultados a obtener. Ejemplo; tenemos que tener alguna mujer en el directorio. Me encargo; conseguimos una. ¿Ya podemos tildar y seguir? Sí.

Filantropía; ya pocos la llaman con su nombre original pero lo concreto es que se sigue haciendo lo mismo de siempre [o no tanto, existe el Voluntariado que deja un resultado que quien lo recibe no puede mejorar, ni cuidad y mucho menor replicar] que no es otra cosa más que logar algo de brillo en la imagen de quien lo lleva a cabo sin generar avances concretos -y mucho menos sostenibles- en quien lo recibe.

Sustitución; la mejor forma de cambiar es a costa de que otros sean los que cambian sin notar que, por ejemplo con los “créditos de carbono” creemos que con dinero podemos compensar la falta de cambio y mejora -que no hacemos- por lo que hace otro [a pesar de que lo que hace otro sea una plantación de árboles que la quiere hacer pasar como bosque sin serlo].

Concientizar; si nos basamos en la definición de la Real Academia Española “hacer que alguien sea consciente de algo” y vemos los indicadores que alcanzamos luego de 8 años de ODSs y aplicación de la Agenda 2030 queda claro que la pretensión de “concientizar” no es un camino que merezca ser recorrido.

Marketing Sustentable; un verdadero oxímoron que nos lleva a vender yogures en un combo “disfrutás del yogur y nosotros donamos parte de las ganancias para que se combata el cáncer infantil”?!?!?!

La lista se puede hacer casi infinita pero los resultados no cambian. Los argumentos son complejos pero el problema es cada vez más simple; el mundo está en camino de ser inhabitable para la especie humana -en especial está cada día más cerca del punto de no retorno-, un mundo con la mitad de su población en la pobreza es un mundo donde  todos somos pobres. Podemos no verlo, pero esta es la realidad donde nos movemos todos.

La Sustentabilidad se ha transformado en una industria que demuestra movimiento intenso, vertiginosos y sostenido; pero que no nos está acercando al punto en el que todos los que estamos en este sector  queremos - y nos propusimos- estar [que no es otro que el de cumplir con los ODSs].

No podemos aceptar excusas ni podemos dirigirnos hacia la peor deformación de nuestra profesión que representa el GreenWashing; sabemos que la Sustentabilidad genera valor sostenible, que enriquece a empresas/organizaciones/instituciones/gobiernos que la aplican y que es capaz de alcanzar los 17 ODSs para los cuales tenemos las metas prefijadas y consensuadas.

Por favor no perdamos el rumbo -ni dejemos que nadie nos desvíe- la humanidad depende en alguna medida de nosotros; no bajemos los brazos ni dejemos de empujar por lo que sabemos que funciona. Confiemos en nosotros mismos y avancemos.

Elegimos una profesión a la que dignifican los resultados; vayamos a por ellos!

Fernando Solari

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Sustentabilidad franca

La corriente que lleva a las empresas hacia la sustentabilidad hace rato que ha dejado de ser una tendencia para transformarse en una realidad a la que cada vez menos empresas son capaces de esquivar dejando al más despistado de los analistas frente a la evidencia de que se ha iniciado un camino sin retorno en ese sentido.

Son cada vez menos las empresas que se resisten a presentarse como sustentables y, en la mayoría de los casos donde esto no ocurre suele suceder que simplemente utilizan otra denominación mientras el gen de la sustentabilidad está haciendo su trabajo en forma silenciosa en su ADN.

La razón principal, y poderosa, es que la sustentabilidad actúa con franqueza y respeto por la única condición irrenunciable para toda empresa al considerar que la empresa no debe, de ninguna forma, dejar de ganar dinero.

Reconociendo que “sin ganancia no hay empresa” la sustentabilidad empresaria apunta a favorecer el desempeño empresario desde la variable económica y este es sin dudas un mérito que evita perder tiempo y recursos en eufemismos que terminan siendo destructivos para todos los actores involucrados.

Junto con el desempeño económico la sustentabilidad propone que sea atendido por igual el desempeño social y ambiental buscando -y ayudando- a que la empresa gane con resultados positivos por triplicado que en realidad no representan otra cosa más que asegurar de esa forma que sea también la comunidad la que gane.

No hay mejor negocio que en el que ganan todos los que intervienen y justamente es la sustentabilidad la que impulsa a las empresas a que consigan hacer el mejor negocio para que resulte igual de bueno para la comunidad de la que forman parte.

Empresas emocionales

Como definición la sustentabilidad es inmejorable para impulsar a las empresas hacia el futuro con una propuesta concreta en relación a la búsqueda de beneficios económicos sin embargo hay todavía trabas importantes en la forma de llevar esta forma de actuar al terreno de la realidad.

Cuando las empresas se presentan como sustentables lo hacen apelando al crédito de confianza que les brinda la comunidad que considera que todo lo que digan de sí mismas debe contar con hechos concretos que le sirven de apoyo y sostén.

Es absurdo presentarse frente a la comunidad apelando a cualidades que no tenemos porque cuando esta falta se ponga en evidencia quedará expuesto nuestro engaño y junto con la vergüenza se llevará una buena parte de nuestra credibilidad.

En un ambiente competitivo como es el que alberga a las empresas de todo tipo no tiene sentido tentar a nuestros competidores haciendo pié en un terreno que no nos corresponde porque sabrán cómo hacer para que perdamos el equilibrio sin posibilidad de inculpar a ningún extraño a nuestra empresa por el traspié.

El misterio se concentra en por qué seguimos llevando a cabo acciones filantrópicas, con resultados que en el mejor de los casos son temporales y nunca abarcan a la empresa que las promueve, en nombre de la sustentabilidad si por definición es una actividad que nos ofrece otra forma de vínculo comunitario y mejores resultados para la comunidad de la que formamos parte.

Quizás la respuesta dependa de recordar que las empresas -como toda organización de cualquier tipo- está formada por personas y que a las personas las mueven las emociones mucho antes que la razón.

Lo cierto es que la sustentabilidad tiene mucho espacio por delante y una potencia virtualmente inagotable que todavía no ha sido puesta en práctica en toda su expresión por lo que aplicarla tal cual se presenta será un motor de progreso y enriquecimiento para todos los actores de la comunidad.

Fernando Solari

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Sustentabilidad evolutiva

La sustentabilidad es el camino ineludible para que la comunidad alcance la condición de sostenible y alejemos el fantasma -cada día con cuerpo más definido- de que el daño que le hacemos al planeta termine dejándonos sin sitio donde vivir.

Claramente esta visión apocalíptica no es la única razón por la cual la sustentabilidad es el futuro ya que poner el foco en la obtención de resultados positivos tanto en el aspecto social como en el ambiental y económico hace que ese futuro asegure ser mejor para toda la comunidad.

Si todo lo que hacemos lo llevamos a cabo de manera sustentable los resultados serán beneficiosos desde todo punto de vista y abarcadores por lo que no hay razón para que no hagamos las cosas de esa manera.

Sin embargo por ahí pasa la gran dificultad para lograr el cambio sustentable: la razón; ya que somos seres emocionales que tenemos la capacidad de razonar, capacidad que ponemos en práctica en ciertas y determinadas ocasiones cuando la emoción nos lo permite.

Como somos seres eminentemente emocionales hay razones a las que les cuesta convencernos para que las consideremos como válidas por más evidencias que presenten; y la sustentabilidad no está exenta de pasar por este filtro.

Que seamos principalmente emocionales tiene mucho que ver con que los estímulos para optar por un camino o por otro dependan de lo conmovedores que se presenten.

Cuando optamos por la filantropía -con franqueza o tuneada para mostrar evolución aunque hagamos lo de siempre- se debe en buena medida a que nos conmueve la reacción que desata nuestra generosidad.

La filantropía y sus versiones es una decisión personal que resulta digna para quien la elige sin ser una opción válida para las organizaciones de ninguna especie porque no resuelven problemas ni le entregan sosteniblidad a las acciones; pero eso se apoya en razones que la emoción rechaza.

Mezcla potente

La trampa que nos presenta el hecho de que seamos seres emocionales con capacidad de raciocinio es la de buscar imponer una cualidad por sobre la otra, invalidándola.

La emoción suele prevalecer por sobre la razón porque está última es una capacidad adquirida en forma tardía, cuando ya llevábamos milenios de evolución con nuestros antecesores preocupados por sobrevivir gracias a su instinto sin espacio para razonar.

Evolucionar, en forma integral que incluye a la sustentabilidad, depende de la capacidad de entretejer emociones con razones para que los resultados sean superiores y abarcadores.

Mezclar de forma potenciadora emociones con razones nos permitirá tejer una red que nos asegure que no haya caídas que hundan en la necesidad a ningún integrante de nuestra comunidad y que podamos interactuar aportando valor para obtener valor superior como resultado.

Fernando Solari

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Sustentabilidad redimida

Si coincidimos en que la sustentabilidad es un proceso debemos aceptar que las empresas puedan poner sus mejores energías en pos de lograr la sustentabilidad como un objetivo inalcanzable que toma sentido con cada una de las metas que se logran al tiempo de mantenerse como estímulo suficiente para que la búsqueda no se interrumpa.

El análisis de todo tipo de organizaciones nos obliga a llegar al punto en que la evidencia nos recuerda que están conformadas por personas.

Personas iguales a cualquiera de nosotros compartiendo defectos y virtudes tanto como fortalezas y debilidades quienes, al actuar en grupos organizados tienen una misión en común con la que persiguen una visión compartida poniendo en juego ciertos y determinados valores que los diferencian de lo que pueden hacer otros grupos similares.

La sustentabilidad encaja a la perfección en forma dinámica con la visión dado que es un imán que nos atrae hacia un futuro mejor sin que nunca lo alcancemos plenamente como para dejar de buscarlo y poner energías en el intento.

Hacia la sustentabilidad nos dirigimos sin que seamos muchos los que venimos desde un terreno que se pueda considerar sustentable.

Tal y como suele ocurrir con la mayoría de las tendencias que se imponen en el mercado éstas pasan a ser un parámetro de medida que lleva a algunos extremistas a considerar a quienes no tienen antecedentes en la materia como invalidados para formar parte del grupo de quienes, en este caso en particular, no hacen otra  cosa más que dirigirse hacia la sustentabilidad.

Cambio y mejora

Es la naturaleza misma de los negocios la que ha llevado a las empresas a actuar abriendo camino a fuerza de innovación de forma tal que se impusieron costumbres que luego el tiempo descubrió no eran las que debían mantenerse.

El progreso y energía de la revolución industrial llevó a que la adrenalina se disparara frente a una imagen de fábricas ruidosas y humeantes de las cuales no solo estaban orgullosos quienes eran sus propietarios sino que la euforia se contagiaba entre sus empleados y las comunidades que las albergaban.

El hecho de que hoy sea inadmisible una planta que contamine tanto el aire como los oídos de quienes trabajan en ella y quienes residen cerca no significa que tengamos que juzgar mal a quienes lo hicieron cuando se suponía que era lo mejor para todos.

En una presentación reciente el presidente de una multinacional de origen europeo que había pagado miles de millones de dólares en los EEUU y de euros en Europa al admitir su participación en prácticas corruptas para evitar que hubiera fallos que compliquen mucho más a su compañía compartía con honradez que “es muy difícil decirles que no a los inversores”.

Los errores se pagan, esa es una cruda verdad; pero también es justo decir que de los errores se vuelve y que la sustentabilidad es un camino integral para redimir errores por ser su visión tan abarcadora como integradora.

Nunca estamos condenados sin retorno por lo que hicimos y mucho menos si actuamos según tendencias aceptadas en el momento en que lo hicimos, esa suele ser una situación común que no hace más que indicar nuestra disposición a innovar y aceptar las tendencias que se difunden en el mercado.

Sí es justo reconocer que si nos hacemos cargo de los errores que cometimos y nos disponemos a mejorar, aprendiendo del pasado y apuntando con claridad hacia el futuro no hay mejor forma de hacerlo que a través de la sustentabilidad.

La sustentabilidad, a pesar de ser una búsqueda constante tiene la capacidad de generar valor en cada una de sus metas para todos los actores que intervienen al tiempo de permitirnos redimir nuestros errores y avanzar hacia el progreso de toda la comunidad que nos incluye.

Fernando Solari

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Sustentabilidad en capas

La simpleza de la sustentabilidad consiste, en buena medida, en poder analizarla según sus diferentes capas y niveles que -en conjunto- presentan un progreso para todos y cada uno de los actores involucrados.

Cuando la miramos en su conjunto la sustentabilidad puede parecer compleja y hasta confusa aunque siempre sea una composición de elementos simples, contundentes por lo eficaces y -en buena medida- conocidos por todos.

La pretensión de descartar a la sustentabilidad bajo la excusa de que significa modificar todo lo hecho, cambiar radicalmente lo que hacemos no es más que una defensa inválida de quienes desearían que su momento de confort perdure para siempre aunque la realidad misma lo diluya en el instante siguiente.

En esta composición de simplezas potentes que presenta la sustentabilidad la consideración de los beneficios desde una triple óptica es su pilar permanente.

Considerar a los beneficios económicos como válidos y positivos es una firme declaración de reconocimiento de la realidad tanto como pone en evidencia el concepto de sostenibilidad en un mundo donde los esfuerzos se miden en términos económicos; para lograr que los proyectos avancen y crezcan deben generar dinero.

En este punto la clave de todo se la lleva al término “generar” ya que el dinero siempre proviene de un intercambio y ese intercambio tiene que ser de valor.

El sencillo detalle de considerar al dinero como valor y comprender que no es el único nos permitirá lograr que todos los intercambios en los que estemos involucrados sean enriquecedores para todos y cada uno de los actores interviniente -incluso cuando varios de ellos no obtengan dinero-.

Debemos ganar y no hay nada de malo en ello en tanto y en cuanto lo que ganemos no lo pierdan otros, aquí es donde reside la diferencia entre considerar o no la generación de valor en todos y cada uno de los intercambios.

Niveles que suman

Ampliar la mirada para que ingresen las capas siguientes ha sido el determinante para que la sustentabilidad se pueda desarrollar como concepto y como actividad superadora para la comunidad y todos sus integrantes.

Ampliar la mirada significa permitir el ingreso de la persona como un beneficiario directo e ineludible de todo lo que hagamos, quienquiera que seamos.

El simple hecho de dejar de considerar a las empresas, organizaciones e instituciones de los tres sectores básicos de la comunidad como entes autónomos y misteriosos con los cuales no teníamos más opción que aceptar sus caprichos y recibir sus reprimendas nos resulta liberador.

No hay entidad que no sea dirigida por un hombre y esa razón es suficiente para que no se tomen decisiones que vayan en contra del hombre, sin que importen las características de ninguno de ellos [sexo, raza, edad…].

Los valores humanos esenciales no pueden ser dejados de lado por ninguna organización, todo aquello que esté conformado por personas debe tener en cuenta al otro como par porque la reciprocidad de esos valores degrada y deshumaniza a quien no los respeta.

Así como el hombre no puede ser dejado de lado en términos de respeto a sus valores en todo lo que acometa es prudente evitar la tentación por sentirse el centro del universo y actuar como tal.

Reconocer que la naturaleza no está a nuestro servicio para brindarnos con generosidad una riqueza que claramente no es inagotable nos permite pasar al siguiente nivel en donde tendremos que considerar en todo lo que hagamos a la naturaleza como un actor que debe ser respetado y cuidado para que sigamos teniendo una casa en común que nos permita vivir plenamente.

La sustentabilidad no es más que una sucesión de capas complementarias que nos reclama una mirada amplia e integradora pero nos reconoce el esfuerzo con un futuro abarcador y enriquecedor.

Fernando Solari

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Sustentabilidad futura

En términos de sustentabilidad suele haber más trabajo hacia adelante, basado en pronósticos e intenciones, que los resultados que se pueden obtener en forma inmediata por lo que su puesta en práctica reclama una mirada estratégica y abarcadora.

La sustentabilidad viene carreteando desde hace un tiempo prudente en una pista larga que modifica su nombre sin llegar a un punto de despegue que permita alcanzar una altura de crucero que nos asegure un viaje por el que haya tenido sentido pagar el ticket.

Seguimos considerando a la RSE (Responsabilidad Social Empresaria) como evolución sin considerar que no se trata más que de la forma correcta de gestionar una empresa; cuando su alternativa debería ser la “Irresponsabilidad Social Empresaria” inadmisible desde todo punto de vista.

Esta tentación por cambiar la forma de nombrar las cosas sin que se modifique lo que hacemos valida considerar a mucho de lo que ocurre en un terreno que pretende ser sustentable como “Filantropía Tuneada” considerando que la generosidad siempre será bien vista y, cuando tenga un volumen importante, adquirirá la capacidad de eclipsar todo aquello que preferiríamos no hacer pero que encontramos más simple maquillarlo que cambiarlo.

Quienes llevan adelante las empresas enfrentan desafíos que, en buena medida, los obligan a ser concretos y resolver el día a día con la presión por salir adelante para que su actividad no se detenga por la responsabilidad que tienen a cargo.

Personas, inversiones, materiales, acuerdos… son razones suficientes para que quien los tenga a cargo intente seguir adelante superando escollos de la mejor forma posible; sin embargo eso hacen quienes tienen a su cargo la gestión de una empresa.

Táctico y estratégico

Quienes gerencian una empresa tienen el mandato de resolver el día a día sin que ningún obstáculo impida la evolución del negocio que tienen a cargo y por el cual deberán rendir cuentas a otras personas.

Esas otras personas son las que están a cargo de la empresa con la diferencia de contar con una mirada mucho más abarcadora y amplia.

Quien tiene a su cargo la estrategia de la empresa mira hacia adelante y se ocupa de que se alcancen los objetivos, aquellos que han sido fijados a una distancia prudente para que el tiempo que demande alcanzarlos permita alcanzar todo aquello que se busca.

Una empresa que no gana dinero no es una empresa, pero el dinero no es lo único que persigue una empresa, ni siquiera sus inversores a quienes les importa la rentabilidad.

Las empresas persiguen valores, y los alcanzan en base a lo capaces que sean para generar valores equivalentes.

Los empresarios tienen la capacidad de aprovechar oportunidades pero no son oportunistas, son constructores de un futuro mejor; un futuro que mejora con su aporte y por el que obtienen valor a cambio.

Para que el día a día de una empresa sea sustentable, para que así lo gestionen quienes cumplen ese rol, debe ser tomada la decisión por los empresarios de trazar la estrategia con una mirada sustentable.

Fernando Solari

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Warhol vs Van Gogh?

El acto de guerrilla perpetrado en Londres por activistas de “Just Stop Oil” en el que arrojaron el contenido de 2 latas de sopa Campbell sobre el cuadro “Los girasoles” -uno de los cuadros más famosos de Vincent Van Gogh- ¿puede interpretarse como una pelea entre Warhol y Van Gogh?

Te dejo una línea libre para que lo pienses:

 

¿Listo? Te doy mi respuesta: Obviamente no es eso lo que ocurrió; sin embargo defiendo el absurdo porque este tipo de manifestaciones [acciones de guerrilla, reclamos para imponer temas en los medios de comunicación] han incrementado su sofisticación y osadía pero siguen sin plantear con claridad lo que imaginamos persiguen; y mucho menos aún, los cambios que podemos imaginar pretenden.

En el caso citado quedó en evidencia lo confuso del mensaje ya que los medios de comunicación que lo tomaron, si bien fue la gran mayoría por la importancia del cuadro y artista atacado, tuvieron que indagar para conocer el mensaje de las activistas.

Si sumamos las opiniones de testigos -quienes fueron parte, sin invitación, del hecho- están marcadamente divididas sin encontrar vínculo alguno sobre la supuesta demanda/denuncia.

Si notamos el efecto directo sobre las activistas involucradas encontraremos que son dos jóvenes que pasarán su juventud en prisión por lo hecho.

En cuanto al trabajo que le dejaron a la prensa; indagar implica interpretar, lo que asegura que los mensajes transmitidos sean confusos. Y si son confusos los mensajes el impacto de la acción se limita a un espectáculo de osadía.

Cuando ocurra la próxima “acción de alto impacto” no es una alocado imaginar que el foco estará centrado en el nivel de riesgo y osadía en vez de en la demanda/denuncia, y eso parece desvirtuar a las intenciones detrás de estas acciones.

¿Se puede cambiar?

Todo se puede cambiar; en especial cuando el cambio implica mejoras vale el esfuerzo de intentarlo.

Analicemos el escenario actual y el escenario aspirable para este tipo de acciones que buscan promover denuncias/demandas que son valiosas para la comunidad.

En este caso en particular estamos hablando de un país [Inglaterra, que no está solo en el escenario que decribiremos] acostumbrado a recibir gas económico desde el este, encuentra que su proveedor de gas comienza a invadir a un país vecino  y, al no estar de acuerdo con la invasión [tan en desacuerdo como para facilitar la defensa y contraataque del país invadido] sufre una reducción en el insumo energético del que se había hecho en buena forma dependiente por su bajo costo y su baja demanda de compromiso.

Frente a la crisis resultante, y a la necesidad imperiosa de energía, Inglaterra entrega nuevas licencias para la búsqueda y explotación de petróleo en el lecho marino y levanta la prohibición del fracking para la obtención de petróleo.

Estas decisiones de la nueva administración inglesa representan un claro retroceso en términos ambientales y una marcada condena hacia la sustentabilidad futura involucrando a la generación actual tanto como a las futuras con incidencia global.

¿Es este un hecho para poner en evidencia y denunciar? Sin dudas lo es ¿Es útil el ataque a la obra de Van Gogh para este propósito? Si consideramos que deja a dos jóvenes en prisión y se transforma en un episodio osado que solo resultará desafiante para otros activistas se podría decir que no.

¿Cómo se resuelve?

Cuando enfrentamos un problema que abarca a la comunidad, cuando ese problema es generado por las personas más poderosas y potentes de un país [como resulta ser el gobierno], ¿cómo conviene actuar?

En primer lugar es oportuno recordar que la queja, por más creativa e impactante que sea, no suele ser efectiva; quienes toman decisiones suponen que tomaron la mejor frente a las alternativas disponibles, y es aquí donde tenemos un primer punto de apoyo.

Si hay otra solución frente a lo que ocurre, en vez de quejarnos debemos impulsar la alternativa; en especial mostrando no solo sus beneficios sino también un plan de implementación.

Ahora sí cambiamos el escenario ya que una alternativa válida, y posible, bien planteada solo sería rechazada por capricho [lo que hablaría muy mal de quien toma este camino].

En segundo lugar -sin que sea menos importante- si queremos transmitir un mensaje potente no podemos dejarlo librado a la libre interpretación [y mucho menos con una acción que lo eclipsa -sin vínculo alguno con el mensaje-].

Para la comunicación efectiva no hay nada como la claridad y franqueza; si tenemos algo que decir digámoslo sin vueltas.

Es simple recurrir a los recursos habituales cuando surge una crisis pero también es cierto que hay alternativas suficientemente desarrolladas y probadas que solo deben ser impulsadas.

El futuro no será mejor si las nuevas generaciones se condenan a prisión detrás de un golpe de efecto sin mensaje claro ni chance de cambio; en especial cuando sigue estando disponible la herramienta comunicación que solo reclama ser con profesionalismo.

Fernando Solari

Esta es mi opinión, pero estamos en una comunidad que se enriquece con el diálogo, y aquí abajo tenemos un cuadro de diálogo abierto para intercambiar ideas, ¿te sumás? ¿Compartís tu opinión? ¿Tu punto de vista? ¡Gracias por adelantado! Abrazo

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Sustentabilidad enriquecedora

La sustentabilidad tiene que ver con lo que hacemos y con cómo hacemos lo que hacemos por lo tanto lo primero que tenemos que tener en cuenta es que ser sustentables no requiere que dejemos de hacer lo que hacemos.

Para dejar de hacer lo que hacemos se deben dar algunas condiciones; la primera es que estemos dañando o perjudicando a alguien, en ese caso lo correcto es dejar de hacer lo que hacemos inmediatamente para disculparnos -si es que hay margen para hacerlo-, compensar el daño y pagar por nuestro error.

Queda claro que no podremos retomar lo que hacíamos en el caso anterior ya que la única compensación válida es la que ocurre cuando se interrumpe una acción que presentaba consecuencias no deseadas por ser inaceptable continuar causando daños o perjuicios a terceros por más compensación que se les ofrezca.

La generación que tenía arraigada la lógica de que por un lado se gana y por el otro se pierde es una generación que está siendo reemplazada por los millennials [aquellas personas nacidas entre los años 1980 y 2000] quienes, razonablemente consideran que las recompensas no dependen del esfuerzo y el sufrimiento sino que son logros del talento aplicado por lo que -por ejemplo- no aceptan un trabajo donde tengan que soportar condiciones que consideran inmerecidas.

Quien crea que para obtener valor debe perder parte de los suyos no solo no es millennial sino que cada día se acerca más a una categoría en franca extinción.

Obtener un sueldo no implica aceptar los caprichos de un jefe como tampoco disfrutar del objeto deseado amerita aceptar que para producirlo se hayan perjudicado a otras personas o a la naturaleza.

¿Por qué alguien tiene que perder para que otro gane? Es una pregunta que encuentra cada vez menos argumentos simplemente porque es, como pregunta, insostenible.

El progreso del mundo, y finalmente el ingreso al tercer milenio que comienza a ser real, la descalifican sin chances.

Cuestión de sentido

Si dejamos de hacer lo que hacemos, sin que haciéndolo perjudiquemos a nadie, será debido a que no genere valor.

Si lo que hacemos no genera valor, tanto para nosotros como para la comunidad, habrá llegado el tiempo en que debamos dejar de hacerlo.

Si no nos enriquece lo que hacemos no tiene sentido hacerlo porque la búsqueda de riqueza le da sentido a nuestras vidas.

Enriquecernos de forma sustentable es quizás la búsqueda más elevada que podemos fijar para nuestras vidas.

En contra de lo que presuponen quienes miran al mundo detrás de los prejuicios del milenio anterior, el enriquecimiento es sustentable porque tiene que ver con valores entre los que -por supuesto- está el dinero pero de ninguna forma es el único valor a considerar.

Si no nos enriquecemos en simultáneo con nuestra comunidad es porque en algún punto estamos abusando, tomando lo que no nos pertenece y nos terminará perjudicando.

Enriquecernos en valores, el que sea más apropiado para cada uno de nosotros en función del rol que desempeñemos en cada caso y de las circunstancias, con el enriquecimiento de la comunidad de la que formamos parte le brinda sentido a nuestras vidas y nos transforma en sustentables haciendo que lo que hagamos sea sostenible.

Fernando Solari

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Sustentabilidad rentable

La sustentabilidad es una búsqueda incesante que cada día se hace más convocante por su capacidad de incluir todo lo necesario para contar con un futuro mejor y abarcador a partir de lo que tenemos.

Sustentabilidad no reclama dejar de hacer nada de lo que hacemos, en tanto y en cuanto no sea perjudicial para nadie ni nada, el desafío que plantea es el de mejorar tanto como seamos capaces para hacerlo mejor.

Sustentabilidad amplía nuestra mirada para que ingresen en nuestro foco de visión aquellos que son afectados con nuestro quehacer para que el efecto que genere en ellos sea positivo o, en el peor de los casos neutro, que en muchas oportunidades no está nada mal.

Esto sin dejar fuera de nuestra óptica a aquellos que nos afectan a nosotros con sus decisiones y a través de sus actividades porque el concepto de la sustentabilidad tiene que ver con que todos estamos vinculados y los vínculos enriquecen o deben ser corregidos para que lo hagan.

La sustentabilidad está soportada por un trípode para alcanzar un resultado de valor; el valor no puede ser negativo para nadie en ningún aspecto considerado por el trípode y el trípode reclama estabilidad por lo que necesita que sus tres aristas se mantengan parejas.

Las aristas del trípode en el que descansa la sustentabilidad son: personas, planeta y rentabilidad con esta última variable modificando la escala de las otras dos.

Si una de las patas del trípode cambia las restantes deben hacerlo hasta emparejarse; la que funciona como guía es la rentabilidad por ser el norte fijado por los grupos que más potencia invierten y la reclaman como resultado.

Si aumentamos la rentabilidad debemos ocuparnos de que aumente también el beneficio de las personas y del planeta que compartimos, es tan simple como eso lo que propone la sustentabilidad.

Ganancia tridimensional

La sustentabilidad es acción que apunta a resultados y los resultados son sostenibles porque incluyen la rentabilidad para recompensar los esfuerzos necesarios para alcanzarla, muy pragmático.

Esa rentabilidad tiene condiciones para ser tal; debe alcanzarse sin que nadie pierda, si esto no ocurriera sería abuso en alguna de sus variantes.

La condición para que nadie pierda cuando alguien gana es la de comprender que las ganancias no se refieren en exclusiva a términos económicos.

Estamos acostumbrados a pensar -en términos de ganancia- en una sola dimensión y es entonces cuando todos pensamos que si no ganamos dinero perdemos, aunque no sea necesariamente así ya que de hecho cuando obtenemos ganancias generando valor para el resto nos aseguramos una ganancia mejor, y más duradera.

La clave está en el valor, si obtenemos rentabilidad generando valor para nuestros empleados eso nos permitirá ganar más con empleados enriquecidos; si ganamos respetando el medio ambiente generaremos beneficios para todos que nos incluyen.

La sustentabilidad permite que nos enriquezcamos todos, en valores -donde cada uno obtiene el valor que persigue y le resulta pertinente para cada oportunidad- con un beneficio abarcador y sostenible.

Fernando Solari

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Sustentabilidad productora

Gestionar en forma sustentable permite alcanzar resultados superadores, en mucho, a los que estamos acostumbrados a obtener.

Desde el momento en que la sustentabilidad depende de que consideremos a la persona y al planeta -tanto como lo hacemos con la búsqueda de ganancias- partimos de asegurar que los logros que obtengamos serán abarcadores.

¿Hay espacio para considerar ganancias si tenemos en cuenta a la persona y al planeta?, es una pregunta válida para aquellos que no han incorporado la mirada de la sustentabilidad ni conocen de sus beneficios.

Esta pregunta requiere de comprender que hay dos modelos todavía en convivencia; uno que considera ganancia a lo que se le quita a otro, solo gano obteniendo el máximo posible y si tengo que reponer algo de lo que requiere mi toma de ganancia lo considero pérdida.

Así es como hay empresas -y claramente personas que son las que las componen y dirigen- que tienen personal bajo regímenes de explotación -o lo más cercano posible para evitar pérdidas-, que toman del medio ambiente lo que requiere su negocio sin considerar su reposición o que contaminan porque su foco está en su negocio -y en hacerlo rentable- y de los temas de medioambiente y otras cuestiones menores -para ellos- consideran que habrá quien se ocupe.

Esas personas no son empresarias, son abusadoras; y las consecuencias del daño que hacen las pagan ellas -lo reconozcan o no- y sus familias a las que no pueden impedir que vivan en una comunidad compartida con el único medioambiente disponible.

Hay otro modelo que considera que se puede ganar, y mucho, generando valor; de forma tal que las ganancias se incrementen a lo largo del tiempo y reciban beneficios desde los diferentes roles que llevan adelante dentro de la comunidad.

Esto ocurre por la capacidad productora que tiene la sustentabilidad, que no se limita a los bienes y los servicios sino que se enfoca en valores, superiores a todo otro beneficio alcanzable.

Valor producido

La sustentabilidad es productora de bienes y servicios con una mirada opuesta a la que termina en la obsolescencia programada ya que se enfoca en producir a partir de lo disponible y diseñar nuevos usos para que el rendimiento sea superior al esperado por quien utilice consideraciones convencionales.

La sustentabilidad produce bienestar cuyos resultados se elevan cada vez más; las personas que trabajan satisfechas -quienes encuentran la oportunidad de desarrollar y aplicar sus talentos- son aquellas que no encuentran límites y que obtienen resultados sobresalientes cuyos beneficios disfrutan junto con la comunidad para encontrar entonces un nuevo estímulo para superarse.

La sustentabilidad produce un clima favorable para que el aporte de la naturaleza ocurra en todo su esplendor y las condiciones estén dadas para que suceda lo mejor que se puede esperar.

Enriquecimiento es el resultado de aquellos que aplican la sustentabilidad tanto como el de aquellos que comparten la comunidad y el planeta ya que la producción de valor es ilimitada, progresiva y se multiplica al tiempo en que se expande.

Los beneficios de la sustentabilidad no son compartidos por no ser necesario que nadie ceda lo que necesita ni lo que persigue, cuando el enriquecimiento se produce en valores es posible que todos ganen tanto como se propongan debido a que los valores con los que se enriquece cada actor son diferentes.

Si todos queremos lo mismo el resultado será empobrecedor para la mayoría y el conflicto generado será creciente; a diferencia de lo que ocurre con la sustentabilidad que genera valores y el enriquecimiento es simultáneo.

Fernando Solari

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Sustentabilidad competitiva

El hecho de que la sustentabilidad se esté imponiendo como moda no la favorece en ninguna medida por varias razones atendibles y es la competencia entre empresas por sumarse a la corriente sustentable que en buena medida causan este efecto.

En primer lugar porque la moda impone un ritmo vertiginoso que no se condice en nada con el reposo que debe tener todo lo vinculado con la sustentabilidad para encontrar el preciado equilibrio que persigue como resultado compuesto por el trío de variables ineludibles: ganancias, personas y planeta.

La velocidad en la conquista de resultados -una condición impuesta en buena medida por la moda- es la que nos ha llevado a perseguir las ganancias sin tener en cuenta a las restantes variables; llevando a la degradación de las personas y del planeta donde todos vivimos hasta una situación de alerta que demandó la participación de la comunidad en su conjunto para llegar a acuerdos que tienen como centro la intención de revertir los resultados preocupantes.

La búsqueda de ganancias ha llevado al mundo de los negocios a abusar de tácticas como la obsolescencia programada para intentar mejorar sus resultados superando la barrera que impone un ciclo natural de consumo y, lo que es mucho pero, poniendo a las personas y al planeta al servicio de su búsqueda de utilidades.

La competencia detrás de este objetivo insensato ha sido estimulada desde diferentes ángulos y sectores con rankings donde los puestos principales están ocupados por personas que obtienen sus ganancias sin importar las consecuencias -llegando al extremo de mezclar empresarios exitosos con zares de las drogas dado que la única medida a considerar es el dinero acumulado-.

¿Cuánto es una ganancia justa? Podría ser una pregunta pertinente, sin embargo debemos tener en cuenta que en realidad las empresas deben ganar tanto como sean capaces de obtener, sin perder de vista ciertas sutilezas decisivas; lo que tienen que obtener es valor -que incluye pero que no se limita al dinero- y esto debe ocurrir como resultado de su capacidad para crearlo sin que ninguna persona, ni parte alguna del planeta, pierda como consecuencia.

El modelo de abuso propone como compensación una nueva competencia, esta vez en el terreno de los benefactores, intentando superar los montos que se destinan a la filantropía -de manera franca o tuneada de las formas más diversas- para poner en evidencia una nueva frustración, la que demuestra que la ayuda que no se realiza en forma sustentable mantiene la necesidad de ayuda condenando a muchos de los necesitados a sostener su condición.

Competencia sostenible

Si la sustentabilidad logra quitarse de encima las presiones y se aplica en froma estratégica pasará a una nueva categoría competitiva, la que permite que se destaquen empresas y empresarios al tiempo de enriquecer a sus comunidades.

La economía circular está delineando el marco que necesita para situarse en un modelo integral donde los beneficios que genera la sustentabilidad sean realmente generadores de valor, de un valor superador y abarcador que no pasa por reciclar sino por diseñar y encontrar el punto donde incluso los residuos generan valor.

El mundo de los negocios ha perdido la posibilidad de sostener sus diferenciales físicos ya que estos se roban o copian con excesiva velocidad y sin freno, teniendo en los intangibles la única chance de mantener los valores generados a lo largo del tiempo con chances de que la pendiente se mantenga positiva.

Las ganancias en términos de valor no tienen límite de crecimiento y enriquecer a la comunidad es la mejor estrategia para continuar con nuestro crecimiento y con ganancias en progreso.

La sustentabilidad bien aplicada está pasando a ser la variable estratégica que permite que las ganancias no tengan límites y que nuestros diferenciales no puedan ser copiados ni robados pero sí imitados; porque al ser producto de una construcción siempre nos dejará el margen de la anticipación y el hecho de que otros ingresen a la sustentabilidad como estrategia terminará beneficiándonos a todos.

Fernando Solari

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Sustentabilidad nuestra

La sustentabilidad tiene que ver con lo que hacemos, con cómo hacemos lo que hacemos pero, fundamentalmente, con las consecuencias que se desprenden de nuestras acciones que siempre nos alcanzan, para bien y para mal.

Actuar en forma sustentable requiere que dejemos de mirarnos el ombligo y consideremos al otro como parte de la comunidad que integramos y de la que no podemos desligarnos.

Si hay algo que nos condiciona como personas es contar con el instinto gregario que nos lleva a agruparnos y vivir en comunidad, esta tendencia natural contra la que no podemos luchar nos obliga a tener en cuenta al otro para lograr lo mejor de nosotros mismos; o ignorarlos, con consecuencias que siempre nos alcanzarán.

En la comunidad no hay otros; hay nosotros porque siempre formamos parte de un grupo aunque creamos actuar en solitario.

Y somos nosotros los que nos hemos convencidos de la necesidad de actuar según uno de los roles que llevamos a cabo logrando que los empresarios actúen como tal con una obsesión -en distintas graduaciones- por la ganancia económica, los profesionales buscando obstinadamente que todo lo que hagan tenga rigor científico y la lista puede seguir hasta cubrir cada uno de los roles disponibles.

La sustentabilidad, para que ocurra y se desarrolle, reclama que volvamos a considerarnos personas para que nos encontremos rodeados de pares y sea más sencillo considerarlos en todo lo que hacemos dado que eso somos por debajo de todos y cada uno de los roles que llevemos adelante.

Nuestros recursos

Si recuperamos la capacidad de ver más allá de nuestras narices no solo nos encontraremos con personas iguales, en buena medida, a nosotros y diferentes -por fortuna- para que lo que hagamos como comunidad sea superior -en mucho- a la suma lineal de talentos, energías y recursos de todos sus participantes.

Si consideramos a la comunidad como un “nosotros” será mucho más sencillo comprender que los recursos naturales son un bien común. Un bien que no nos permite mantenernos ajenos a su estado de conservación o escasez.

El planeta es compartido sin que logremos que modifique su comportamiento según los títulos de propiedad que podamos obtener; y mucho menos lograremos aislarnos de las consecuencias que genera su pérdida o degradación.

Seguiremos necesitando aire y agua limpios sin que importe que tan ricos o importantes hayamos logrado ser.

Lo único que es compartido en la comunidad son las consecuencias de nuestros actos ya que es imposible mantenernos aislados de la contaminación con la que contribuimos o de la inseguridad que genera la pobreza que ayudamos a generar; como tampoco logran esquivar estos efectos quienes se mantuvieron pasivos.

La riqueza es una búsqueda tan humana como noble que se multiplica cuando la buscamos teniendo en cuenta al otro con el que compartimos la comunidad ya que negarlo es limitarnos y perjudicarnos.

A la comunidad la conformamos todos y cada uno de nosotros a través de los diferentes roles que desempeñamos y lo que hacemos a través de uno de ellos tiene consecuencias que nos involucran en, al menos, alguno de los roles que no podemos evitar asumir.

Si comprendemos que siempre estamos nosotros involucrados en las consecuencias de todo lo que hacemos será más simple buscar beneficios que nos enriquezcan porque el enriquecimiento será para todos.

Si mejora la comunidad mejoramos todos, nosotros incluidos como parte inseparable de ella y es la sustentabilidad la que nos permite lograrlo poniendo en foco -en nuestra noble búsqueda de ganancias- al planeta y a las personas.

Fernando Solari

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Sustentabilidad en red

La sustentabilidad será posible como resultado de nuestro desempeño en las redes que formamos en cada una de las capas que conforman nuestra comunidad.

Vivimos en red porque las redes sirven para contenernos, nos permiten tener -y mantener- vínculos dinámicos entre los diferentes miembros de cada grupo, nos brindan la posibilidad de alcanzar mucho más de lo que lograríamos solo con nuestros brazos y nos mantienen unidos y formando parte de un todo en el que logramos aquello que en forma personal sería impensable.

Formamos redes porque nos lo impone nuestros instinto gregario y las mantenemos por conveniencia, por una sana conveniencia que representan todos los beneficios de la vida en sociedad.

Lo que es importante saber, para poder tejer las mejores redes en cada oportunidad, es que éstas se forman con hilos de razón que se transforman en redes cuando logran anudarse con nudos de emoción.

Los hilos de nuestras redes son las razones por las cuales hacemos cada una de las cosas que hacemos, por la razón que nos lleva a tomar una determinada decisión en vez de otra y por la que elegimos entre opciones para quedarnos con solo una de ellas.

La razón es un elemento determinante y siempre presente en todo aquello que las personas hacemos pero no podría transformarse en red si no fuéramos capaces de unirlo con otro hilo, de afirmarlos a ambos a través de la emoción.

Si a la razón no lo une y afirma la emoción no podremos construir las redes básicas para que la comunidad -o cualquiera de los grupos que la conforman- actúen como tal.

Si nos quedamos con razones tendremos cortinas que nos parecerán límites hasta que alguien se anime a enfrentarlo y descubra que son cortinas formadas por hilos desconectados entre sí.

Las razones por sí solas solo construyen teorías que, si no se llevan a la práctica no podrán generar resultados, no cambiarán nuestras vidas; ni a favor ni en contra.

En todo lo que hacemos con nuestras vidas, con todas nuestras relaciones, en cualquiera de los sitios donde llevamos nuestra vida adelante habrá redes de las que formemos parte porque así funciona -metafóricamente- la comunidad de la que no nos podemos separar.

Decisiones emocionales

El desafío se presenta cuando nos cuestionamos por qué tomamos decisiones que parecieran ir en contra de la comunidad, cuando vemos que el proceso natural de las redes se encuentra con decisiones destructivas tomadas por personas que dañan a las redes mismas y al ambiente necesario para que evolucionen.

Las redes son la comunidad y todo lo que la conforma; tenemos redes formadas por instituciones, organizaciones, empresas, ONGs y la lista sigue hasta abarcar a todo aquello que hacemos las personas como integrantes de un grupo, deseando o no pertenecer a él, como puede ocurrir con una comunidad y ciertas personas que no se adaptan a ella.

Si mantuviéramos la figura metafórica de la red sería simple ver un modelo que nos lleva a aplicarlo en forma de proceso donde vamos diseñando los hilos para, llegado el momento, unirlos con otros a través de un nudo emocional y así seguir adelante hasta que el proceso nos deje una red que se vaya perfeccionando con el tiempo.

Ese proceso lógico no es más que la forma que creemos correcta de un armado como el que describimos pero al que la realidad lo ejecuta de otro modo por una razón principal: el hombre -en términos prácticos- no es un ser racional como se presenta sino que es un ser con capacidad de raciocinio movido por las emociones.

De esta forma las redes; compuestas por hilos de razón unidos por nudos de emoción nos sorprenden por estar formadas al revés de cómo creemos que lo están; tomamos decisiones emocionales que luego argumentamos para que sean aceptadas por aquellos que se involucraron a través de la pasión y poder sostener el armado de la red para continuar con su tejido y evolución.

Si aceptamos este proceso de funcionamiento social veremos con mayor claridad por qué el hombre actúa en contra de la naturaleza sin atender razones, por qué la sustentabilidad es un discurso que cuesta tanto llevar a la práctica y por qué aquello que en mayor medida se hace a favor de la comunidad no son más que versiones de una filantropía y un asistencialismo que ya han comprobado su ineficacia.

Fernando Solari

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Sustentabilidad en grupos

La sustentabilidad resulta, en buena medida, del vínculo que seamos capaces de construir con la comunidad presentando esta gestión algunos desafíos sobre los que vale la pena detenerse para poder resolverlos de la mejor forma posible.

La comunidad es una abstracción inasible con la que tenemos sensaciones encontradas ya que formar parte de ella nos genera sentido de pertenencia familiar mientras hay sectores que nos resultan completamente extraños e incomprensibles.

La comunidad finalmente es una sola y llega al extremo en que es claro notar que somos parte de la humanidad sin que importe el color, la nacionalidad, el sitio de origen como tampoco el de residencia ni sus orientaciones, ideas o creencias.

Hay verdades universales y modelos de gestión; la sustentabilidad forma parte de la posibilidad de que cada uno de nosotros -integrantes sin dudas de la humanidad global- podamos gestionar un vínculo de valor con la comunidad.

Todo tipo de organización -las empresas no quedan fuera- son grupos de personas que comparten razones y emociones para mantenerse unidas; en las empresas esto se sintetiza a través de una misión [lo que la empresa hace], visión [la aspiración que pretende alcanzar la empresa] y los valores [la forma en que quiere funcionar] que, en tanto y en cuanto sean compartidos, mantendrá al grupo unido.

Esa empresa, como todas las demás, forma parte de la comunidad por dos razones; porque su actuación ocurre en la comunidad y porque las personas que la conforman lo hacen llevando a cabo uno de sus tantos roles mientras los restantes los siguen desarrollando en la comunidad [gerente en la empresa; transeúnte, padre, hijo, hermano, socio de un club… en la comunidad. Todos roles que corresponden a una sola persona como ocurre con las restantes].

Para la empresa formar parte de la comunidad es una condición ineludible que tiene que sostener por lo que requiere que la comunidad la acepte como integrante y que la relación sea enriquecedora para ambas partes.

El vínculo con la comunidad suele ser puesto en evidencia a través de una acción impactante que la empresa lleva a cabo con un emergente de la comunidad y es así como hay empresas que hacen grandes donaciones a un hospital sensible [generalmente dedicado a la atención de niños, por tomar solo un ejemplo entre tantos] para demostrar su compromiso comunitario, logrando que la intensidad del episodio evite que se preste atención al resto de las acciones que lleva a cabo la empresa.

Partes de un todo

Esto funcionó mientras la comunidad estuvo en buena parte concentrada detrás de los medios masivos que la tenían como público pasivo pero parte de los cambios del nuevo milenio hacen que cada grupo de los que conforman la comunidad tenga voz propia y requiera ser tenido en cuenta por lo que la relación con la comunidad deja de estar concentrada y pasa a atomizarse por grupos.

Los llamados “grupos de interés”, aquellos cuyo comportamiento afecta a la empresa tanto como el desempeño de la empresa los afecta a ellos son los grupos que -sin importar su magnitud- deben tener un vínculo de valor con la empresa para que ésta opere sin crisis a través de una relación donde la empresa sea proactiva y sea capaz de poner en evidencia el valor que genera para cada grupo considerando como valor lo que para cada grupo sea tal.

La diversidad de casos en los que los grupos de interés modifican las actuaciones de las empresas tiene una evidencia representativa en los casos en los que vecinos de plantas industriales con inversiones multimillonarias han obligado a cambiar los planes de la empresa.

Tener la oposición de los vecinos por considerar inconveniente la presencia de la empresa es razón suficiente para obligar a un cambio de planes radicales en oposición a lo que podrían considerar grupos en apariencia más poderosos.

La conocida “licencia para operar” que brinda la comunidad está teniendo cada día más exigencias por parte de los grupos de interés y requiere mayor atención por parte de las empresas en su búsqueda por llevar a cabo una gestión sustentable concreta.

Fernando Solari

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Sustentabilidad barrial

La sustentabilidad requiere tener un vínculo de valor con todos y cada uno de los grupos que influyen y son influenciados por la actividad de la empresa ya que esa es la única forma de gestionar la pertenencia con su comunidad.

Los vínculos siempre se construyen de a dos y aquellos que tienen como parte activa a una empresa deberán tener del otro lado a un actor semejante; al menos medido desde su capacidad de influir con su comportamiento a la empresa, razón necesaria para que sea considerado como “grupo de interés”.

Los grupos de interés conforman el universo de vínculos de toda empresa o institución con los cuales deberá tener una relación enriquecedora o correrá el riesgo de perder la conocida “licencia para operar” lo que equivale al rechazo social, situación que pocas veces puede ser superada por una empresa.

Los grupos de interés son variados y diversos conformando un mapa de territorios sobre los que la empresa tiene que hacer mucho más que mantener relaciones cordiales ya que no se trata de cuestiones diplomáticas sino de temas concretos que deben terminar con el enriquecimientos de ambas partes para que se mantengan sin conflictos.

Para que el enriquecimiento sea mutuo es vital conocer lo que representa valor para todos y cada uno de los grupos de interés, tanto como lo que represente valor para la empresa como resultado del vínculo particular que tenga con cada uno de ellos, de forma tal que pueda ser generado dejando a cada uno de los actores intervinientes la certeza de que la relación es enriquecedora.

Para que la relación sea sustentable requiere de dos componentes; primero debe ser un vínculo que excede la relación comercial de la empresa y segundo debe ser particular y enfocado para cada uno de los grupos de interés teniendo como actor común a la empresa en cuestión.

Ofrecer al mercado un producto o servicio de valor es una condición necesaria pero insuficiente para contar con un vínculo comunitario que nos asegure que podremos mantener la aceptación de la comunidad para mantenernos como parte de ella.

El valor que pretende cada uno de los grupos de interés como resultado del vínculo no se limita al dinero y en muchos casos está muy lejos de cuestiones económicas sin que eso le haga perder valor y mucho menos importancia.

Presencia cotidiana

Entre todos los grupos de interés está el barrio; el sitio donde nos vieron nacer, crecer y desarrollarnos o aquel donde nos instalamos para pasar días tras día haciendo lo mejor que podemos hacer en contacto con quienes nos rodean.

El barrio no es solo el sitio donde comenzamos con una idea que terminó siendo una planta de producción, también lo es en donde ponemos nuestros locales comerciales, oficinas y todo aquel punto de contacto con nuestros clientes y proveedores que nos muestra tal y cual somos frente a la comunidad con la que compartimos el día a día por encima de nuestro rol empresarial.

Aquellos vecinos cercanos no son solo los que comparten el barrio y por los que tenemos que demostrar predisposición positiva sino que son las personas que funcionan como la primera línea de contacto con la comunidad, aquellos que nos eligen y nos defienden, quienes saben nuestros secretos y se sienten orgullosos de compartirlos cuando los confirman positivos y abarcadores.

En un mercado como el actual, donde cuando un comercio tiene éxito queda automáticamente rodeado por competidores como ocurre con las sucursales bancarias, supermercados, comercios de ropa, alimentos… y la lista puede seguir sin agotarse hasta completar el rubro retail, tener un vínculo de valor con el vecindario pasa a ser un diferencial competitivo.

Cuando nos parecemos en todo nos diferencian nuestras relaciones, cuando nuestra oferta es similar el valor agregado lo aportan los vínculos que construimos, cuando estamos parejos en todo son las referencias las que definen y no hay referencias más cercanas que las de nuestros vecinos.

Trabajar construyendo un vínculo de valor con nuestros vecinos supera en mucho la pretensión de conservar la licencia para operar y se transforma en un diferencial competitivo como solo la sustentabilidad puede brindar.

Fernando Solari

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Sustentabilidad distintiva

Las organizaciones de todo tipo tienen que demostrar que son capaces de brindar mucho más de lo que se espera de ellas por varias razones que se potencian entre sí; en primer lugar porque si se limitan a hacer lo que se espera de ellas sería muy sencillo suplantarlas, y la permanencia es un valor en sí mismo.

Permanecer es un valor que implica progreso porque la comunidad es la que avanza y evoluciona por lo que si una organización se estanca para la comunidad representará un retroceso.

Si una organización se limita a cumplir su rol recurrir a ella será solo en busca de completar un trámite administrativo que, antes que ser suplantado por otra organización, encontrará el sustituto en una simple herramienta a la que la tecnología facilite su acceso.

Si una organización no brinda valor se limita a consumir valor sin que haya un intercambio por lo que se enfrentará con un reclamo razonable que le exigirá dejar de consumir aquello que no abunda y puede ser invertido en mejores organizaciones medidas en término de valor generado.

Este escenario es impensable en el sector de las empresas por su naturaleza competitiva y porque hay grupos de interés que reclaman como no lo hacen otros grupos de la comunidad teniendo a los inversores en la primera línea.

Diferente por supervivencia

El progreso de las empresas por salir del terreno de lo esperable para poder mantenerse compitiendo en el mercado descansó en la innovación y pericia por ofrecer productos y servicios superiores a los de la competencia con un agotamiento generado por la facilidad con la que se copian -o roban en forma desprejuiciada- las innovaciones contado con ingeniería inversa que en muchos casos permite mejorar lo que se copia en el caso de los productos tangibles como lo es la capacitación y la difusión de conocimientos para los servicios.

Frente a esta nueva realidad las empresas encontraron oportuno desarrollar -o poner en evidencia para aquellas que lo tenían desarrollado- el vínculo con la comunidad para validar la licencia social que requerida para actuar sin conflictos e intentar contar con la protección de la comunidad frente al embate de competidores inescrupulosos a quienes nos les importen los métodos para tomar su lugar.

La primera reacción consistió en mostrarse como Socialmente Responsables confiando en que de esa forma la comunidad no solo renovaría su aceptación sino que las preferiría gracias a su condición de compromiso comunitario.

Buscar distinguirse por la condición de responsable implica que hay empresas que no lo son y esto es inválido por naturaleza; la condición de irresponsable impide mantenerse en la categoría empresaria tanto como el ser responsable es una condición básica para toda empresa que pueda ser considerada como tal.

Los esfuerzos invertidos en mostrar que uno es lo que se espera que sea son inválidos en términos diferenciales por genéricos.

Destacarse requiere de diferenciales que sean sostenibles y de valor por lo que el concepto de sustentabilidad es el que mejor se adecua como generador de valor sostenible representando el máximo valor distintivo y competitivo para construir reputación en forma integral.

Si la reputación es el resultado de una imagen y un prestigio coincidentes en esencia y potenciadores en términos de resultados generarla integrando al negocio con la comunidad, las personas que la componen y el medio ambiente común permite obtener tanto valor competitivo como seamos capaces de generar.

Nos distinguimos por aquello que hacemos, por cómo lo hacemos y de qué forma lo mostramos teniendo en el comportamiento sustentable la oportunidad de alcanzar la máxima distinción reconocida -y valorada- por toda la comunidad a través de cada uno de quienes la componen.

Fernando Solari

Esta es mi opinión, pero estamos en una comunidad que se enriquece con el diálogo, y aquí abajo tenemos un cuadro de diálogo abierto para intercambiar ideas, ¿te sumás? ¿Compartís tu opinión? ¿Tu punto de vista? ¡Gracias por adelantado! Abrazo

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