COLUMNA

competencia (3)

Sustentabilidad competitiva

El hecho de que la sustentabilidad se esté imponiendo como moda no la favorece en ninguna medida por varias razones atendibles y es la competencia entre empresas por sumarse a la corriente sustentable que en buena medida causan este efecto.

En primer lugar porque la moda impone un ritmo vertiginoso que no se condice en nada con el reposo que debe tener todo lo vinculado con la sustentabilidad para encontrar el preciado equilibrio que persigue como resultado compuesto por el trío de variables ineludibles: ganancias, personas y planeta.

La velocidad en la conquista de resultados -una condición impuesta en buena medida por la moda- es la que nos ha llevado a perseguir las ganancias sin tener en cuenta a las restantes variables; llevando a la degradación de las personas y del planeta donde todos vivimos hasta una situación de alerta que demandó la participación de la comunidad en su conjunto para llegar a acuerdos que tienen como centro la intención de revertir los resultados preocupantes.

La búsqueda de ganancias ha llevado al mundo de los negocios a abusar de tácticas como la obsolescencia programada para intentar mejorar sus resultados superando la barrera que impone un ciclo natural de consumo y, lo que es mucho pero, poniendo a las personas y al planeta al servicio de su búsqueda de utilidades.

La competencia detrás de este objetivo insensato ha sido estimulada desde diferentes ángulos y sectores con rankings donde los puestos principales están ocupados por personas que obtienen sus ganancias sin importar las consecuencias -llegando al extremo de mezclar empresarios exitosos con zares de las drogas dado que la única medida a considerar es el dinero acumulado-.

¿Cuánto es una ganancia justa? Podría ser una pregunta pertinente, sin embargo debemos tener en cuenta que en realidad las empresas deben ganar tanto como sean capaces de obtener, sin perder de vista ciertas sutilezas decisivas; lo que tienen que obtener es valor -que incluye pero que no se limita al dinero- y esto debe ocurrir como resultado de su capacidad para crearlo sin que ninguna persona, ni parte alguna del planeta, pierda como consecuencia.

El modelo de abuso propone como compensación una nueva competencia, esta vez en el terreno de los benefactores, intentando superar los montos que se destinan a la filantropía -de manera franca o tuneada de las formas más diversas- para poner en evidencia una nueva frustración, la que demuestra que la ayuda que no se realiza en forma sustentable mantiene la necesidad de ayuda condenando a muchos de los necesitados a sostener su condición.

Competencia sostenible

Si la sustentabilidad logra quitarse de encima las presiones y se aplica en froma estratégica pasará a una nueva categoría competitiva, la que permite que se destaquen empresas y empresarios al tiempo de enriquecer a sus comunidades.

La economía circular está delineando el marco que necesita para situarse en un modelo integral donde los beneficios que genera la sustentabilidad sean realmente generadores de valor, de un valor superador y abarcador que no pasa por reciclar sino por diseñar y encontrar el punto donde incluso los residuos generan valor.

El mundo de los negocios ha perdido la posibilidad de sostener sus diferenciales físicos ya que estos se roban o copian con excesiva velocidad y sin freno, teniendo en los intangibles la única chance de mantener los valores generados a lo largo del tiempo con chances de que la pendiente se mantenga positiva.

Las ganancias en términos de valor no tienen límite de crecimiento y enriquecer a la comunidad es la mejor estrategia para continuar con nuestro crecimiento y con ganancias en progreso.

La sustentabilidad bien aplicada está pasando a ser la variable estratégica que permite que las ganancias no tengan límites y que nuestros diferenciales no puedan ser copiados ni robados pero sí imitados; porque al ser producto de una construcción siempre nos dejará el margen de la anticipación y el hecho de que otros ingresen a la sustentabilidad como estrategia terminará beneficiándonos a todos.

Fernando Solari

Esta es mi opinión, pero estamos en una comunidad que se enriquece con el diálogo, y aquí abajo tenemos un cuadro de diálogo abierto para intercambiar ideas, ¿te sumás? ¿Compartís tu opinión? ¿Tu punto de vista? ¡Gracias por adelantado! Abrazo

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Sustentabilidad barrial

La sustentabilidad requiere tener un vínculo de valor con todos y cada uno de los grupos que influyen y son influenciados por la actividad de la empresa ya que esa es la única forma de gestionar la pertenencia con su comunidad.

Los vínculos siempre se construyen de a dos y aquellos que tienen como parte activa a una empresa deberán tener del otro lado a un actor semejante; al menos medido desde su capacidad de influir con su comportamiento a la empresa, razón necesaria para que sea considerado como “grupo de interés”.

Los grupos de interés conforman el universo de vínculos de toda empresa o institución con los cuales deberá tener una relación enriquecedora o correrá el riesgo de perder la conocida “licencia para operar” lo que equivale al rechazo social, situación que pocas veces puede ser superada por una empresa.

Los grupos de interés son variados y diversos conformando un mapa de territorios sobre los que la empresa tiene que hacer mucho más que mantener relaciones cordiales ya que no se trata de cuestiones diplomáticas sino de temas concretos que deben terminar con el enriquecimientos de ambas partes para que se mantengan sin conflictos.

Para que el enriquecimiento sea mutuo es vital conocer lo que representa valor para todos y cada uno de los grupos de interés, tanto como lo que represente valor para la empresa como resultado del vínculo particular que tenga con cada uno de ellos, de forma tal que pueda ser generado dejando a cada uno de los actores intervinientes la certeza de que la relación es enriquecedora.

Para que la relación sea sustentable requiere de dos componentes; primero debe ser un vínculo que excede la relación comercial de la empresa y segundo debe ser particular y enfocado para cada uno de los grupos de interés teniendo como actor común a la empresa en cuestión.

Ofrecer al mercado un producto o servicio de valor es una condición necesaria pero insuficiente para contar con un vínculo comunitario que nos asegure que podremos mantener la aceptación de la comunidad para mantenernos como parte de ella.

El valor que pretende cada uno de los grupos de interés como resultado del vínculo no se limita al dinero y en muchos casos está muy lejos de cuestiones económicas sin que eso le haga perder valor y mucho menos importancia.

Presencia cotidiana

Entre todos los grupos de interés está el barrio; el sitio donde nos vieron nacer, crecer y desarrollarnos o aquel donde nos instalamos para pasar días tras día haciendo lo mejor que podemos hacer en contacto con quienes nos rodean.

El barrio no es solo el sitio donde comenzamos con una idea que terminó siendo una planta de producción, también lo es en donde ponemos nuestros locales comerciales, oficinas y todo aquel punto de contacto con nuestros clientes y proveedores que nos muestra tal y cual somos frente a la comunidad con la que compartimos el día a día por encima de nuestro rol empresarial.

Aquellos vecinos cercanos no son solo los que comparten el barrio y por los que tenemos que demostrar predisposición positiva sino que son las personas que funcionan como la primera línea de contacto con la comunidad, aquellos que nos eligen y nos defienden, quienes saben nuestros secretos y se sienten orgullosos de compartirlos cuando los confirman positivos y abarcadores.

En un mercado como el actual, donde cuando un comercio tiene éxito queda automáticamente rodeado por competidores como ocurre con las sucursales bancarias, supermercados, comercios de ropa, alimentos… y la lista puede seguir sin agotarse hasta completar el rubro retail, tener un vínculo de valor con el vecindario pasa a ser un diferencial competitivo.

Cuando nos parecemos en todo nos diferencian nuestras relaciones, cuando nuestra oferta es similar el valor agregado lo aportan los vínculos que construimos, cuando estamos parejos en todo son las referencias las que definen y no hay referencias más cercanas que las de nuestros vecinos.

Trabajar construyendo un vínculo de valor con nuestros vecinos supera en mucho la pretensión de conservar la licencia para operar y se transforma en un diferencial competitivo como solo la sustentabilidad puede brindar.

Fernando Solari

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Sustentabilidad distintiva

Las organizaciones de todo tipo tienen que demostrar que son capaces de brindar mucho más de lo que se espera de ellas por varias razones que se potencian entre sí; en primer lugar porque si se limitan a hacer lo que se espera de ellas sería muy sencillo suplantarlas, y la permanencia es un valor en sí mismo.

Permanecer es un valor que implica progreso porque la comunidad es la que avanza y evoluciona por lo que si una organización se estanca para la comunidad representará un retroceso.

Si una organización se limita a cumplir su rol recurrir a ella será solo en busca de completar un trámite administrativo que, antes que ser suplantado por otra organización, encontrará el sustituto en una simple herramienta a la que la tecnología facilite su acceso.

Si una organización no brinda valor se limita a consumir valor sin que haya un intercambio por lo que se enfrentará con un reclamo razonable que le exigirá dejar de consumir aquello que no abunda y puede ser invertido en mejores organizaciones medidas en término de valor generado.

Este escenario es impensable en el sector de las empresas por su naturaleza competitiva y porque hay grupos de interés que reclaman como no lo hacen otros grupos de la comunidad teniendo a los inversores en la primera línea.

Diferente por supervivencia

El progreso de las empresas por salir del terreno de lo esperable para poder mantenerse compitiendo en el mercado descansó en la innovación y pericia por ofrecer productos y servicios superiores a los de la competencia con un agotamiento generado por la facilidad con la que se copian -o roban en forma desprejuiciada- las innovaciones contado con ingeniería inversa que en muchos casos permite mejorar lo que se copia en el caso de los productos tangibles como lo es la capacitación y la difusión de conocimientos para los servicios.

Frente a esta nueva realidad las empresas encontraron oportuno desarrollar -o poner en evidencia para aquellas que lo tenían desarrollado- el vínculo con la comunidad para validar la licencia social que requerida para actuar sin conflictos e intentar contar con la protección de la comunidad frente al embate de competidores inescrupulosos a quienes nos les importen los métodos para tomar su lugar.

La primera reacción consistió en mostrarse como Socialmente Responsables confiando en que de esa forma la comunidad no solo renovaría su aceptación sino que las preferiría gracias a su condición de compromiso comunitario.

Buscar distinguirse por la condición de responsable implica que hay empresas que no lo son y esto es inválido por naturaleza; la condición de irresponsable impide mantenerse en la categoría empresaria tanto como el ser responsable es una condición básica para toda empresa que pueda ser considerada como tal.

Los esfuerzos invertidos en mostrar que uno es lo que se espera que sea son inválidos en términos diferenciales por genéricos.

Destacarse requiere de diferenciales que sean sostenibles y de valor por lo que el concepto de sustentabilidad es el que mejor se adecua como generador de valor sostenible representando el máximo valor distintivo y competitivo para construir reputación en forma integral.

Si la reputación es el resultado de una imagen y un prestigio coincidentes en esencia y potenciadores en términos de resultados generarla integrando al negocio con la comunidad, las personas que la componen y el medio ambiente común permite obtener tanto valor competitivo como seamos capaces de generar.

Nos distinguimos por aquello que hacemos, por cómo lo hacemos y de qué forma lo mostramos teniendo en el comportamiento sustentable la oportunidad de alcanzar la máxima distinción reconocida -y valorada- por toda la comunidad a través de cada uno de quienes la componen.

Fernando Solari

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